Es probable que el depuesto dictador Bashar al-Assad se esté instalando en uno de los numerosos áticos multimillonarios que su familia posee en Moscú, cortesía de su antiguo patrón Vladimir Putin.
Los funcionarios rusos confirmaron el martes que Bashar Al-Assad llegó con su familia a Moscú después de huir de Damasco el domingo, y el viceministro de Relaciones Exteriores, Sergei Ryabkov, dijo a NBC News que Rusia transportó al ex líder sirio de la “manera más segura posible”.
En cuanto a Assad, no pasará apuros en el exilio. Los registros financieros muestran que la familia posee más de 20 propiedades de lujo en Moscú valoradas en más de 30 millones de dólares, incluidos opulentos apartamentos en el distrito de negocios de élite de la ciudad, donde las unidades se venden por más de 10 millones de euros. Estos santuarios de gran altura tienen pisos de mármol, vistas panorámicas y todas las comodidades propias de un dictador acostumbrado a robar a las masas.
Las investigaciones revelan que los Assad amasaron gran parte de su fortuna transformando a Siria en un narcoestado mediante la producción industrial de Captagon, una anfetamina adictiva ampliamente utilizada en los ambientes festivos de Medio Oriente.
Los lazos de Assad con Moscú son profundos. El hijo mayor del dictador, Hafez, completó sus estudios allí y su madre, Asma, asistió a su graduación. Asma, que en 2011 Vogue presentó con glamour como la “Rosa del desierto” de Siria antes de que el régimen de su marido cometiera asesinatos en masa y torturas, está luchando contra la leucemia. Se cree que ella y los tres hijos de la pareja se unieron a Assad en Moscú.
Mientras los rebeldes publican videos en los que recorren el garaje abandonado de Assad, lleno de vehículos de lujo, en Damasco, aumentan los llamados internacionales para que comparezca ante la justicia por crímenes de guerra, incluidos ataques con armas químicas. Pero para Putin, que trata su orden de arresto de la CPI como correo basura, parece poco probable que interrumpa el cómodo retiro de Assad.
“Rusia no es parte de la convención que estableció la Corte Penal Internacional”, afirmó Ryabkov.
Assad se suma a un exclusivo club moscovita de autócratas caídos bajo la protección de Putin. El expresidente ucraniano Viktor Yanukovych vive allí desde la Revolución de Maidán de 2014, mientras que Askar Akayev, de Kirguistán, encontró refugio tras ser derrocado en 2005.
En los tres primeros días desde que Assad se fue, se han encontrado instalaciones de fabricación y tráfico de captagon a escala industrial en:
1. Base aérea de Mazzeh (probablemente afiliada a la Dirección de Inteligencia de la Fuerza Aérea)
2. Latakia (encontrada en la Compañía de Comercio de Automóviles de Siria de Munther al-Assad)
3. Douma (encontrada en una importante instalación de producción que se cree está controlada por Maher al-Assad, equipada con todos los materiales precursores que puedas necesitar e incluso candelabros muy bonitos).
4. Ubicación no revelada (un almacén afiliado a Maher donde se arrojaban las píldoras de captagon)
5. Ubicación no revelada (una instalación del cuartel general de la 4.ª División donde se encontraron bolsas de captagon)
Cómo el captagon, la “cocaína de los pobres”, se ha convertido en un multimillonario negocio en Medio Oriente y qué papel jugó la familia Assad de Siria:
Por años, fue utilizada como antidepresivo de prescripción médica en Occidente, aunque luego pasó a estar prohibida cuando se demostró su elevado potencial adictivo.
Hasta hace no mucho, se denunció que su producción era una de las fuentes de ingresos del autodenominado Estado Islámico, por lo que se le llegó a llamar incluso la “droga de los terroristas”.
Ahora, investigaciones aseguran que su producción y distribución a gran escala por el Golfo Pérsico y el Levante es un tema de Estado.
“Nuestro estudio mostró que el captagon se ha convertido en la principal fuente de ingresos para el gobierno sirio”, dice Caroline Rose, investigadora del Newlines Institute for Policy and Strategy, un think tank con sede en Washington que recientemente publicó una exhaustiva investigación sobre la producción de la droga en Siria.
“Todo sugiere que personas cercanas a (el presidente sirio) Bashar Al-Assad, incluido su hermano menor, Maher al-Assad, que es el comandante de la Cuarta División Blindada del ejército (una unidad de élite), están detrás de este negocio que se ha convertido en el principal producto de exportación de Siria”, agrega.
El gobierno sirio ha negado en numerosas ocasiones estar implicado en la producción de captagon y asegura que los numerosos reportes y estudios que lo señalan son falsos.
Reportes de la guardias costeras de varios países, incluidos Italia y Jordania, e investigaciones de The New York Times y The Guardian, del Proyecto de Reporte de Corrupción y Crimen Organizado (OCCR) y del Centro de Análisis e Investigaciones Operacionales (COAR) también apuntan hacia Damasco.
“La carencia de actividades económicas convencionales ha aumentado el atractivo relativo de la especulación de drogas a escala industrial, que ha sido capturada y controlada en gran medida por narcoempresarios vinculados al ahora ex-régimen del depuesto presidente sirio Bashar al-Assad y los aliados extranjeros del régimen”, indicó el COAR el año pasado.
Con la economía siria hecha añicos tras una década de guerra y sin capacidad de recuperación por las sanciones internacionales, el captagon se ha convertido en una industria multimillonaria, según las investigaciones.
“Las áreas en las que la producción de captagon es más pronunciada son las controladas por el régimen de al-Assad y por sus familiares cercanos”, dice Ian Larson, analista del COAR.
De acuerdo con la investigación del Newlines Institute, el mercado ilegal del captagon produjo ganancias anuales valoradas en US$5.700 millones.
“No podemos tener certeza de cuánto de este dinero está yendo a manos del gobierno sirio, pero se podría afirmar que una parte significativa de estos ingresos probablemente se esté desviando hacia los bolsillos de estas personas”, afirma Rose.
La investigadora asegura que tras la guerra de más de 10 años y las sanciones contra la economía siria, el captagon se ha convertido en “un flujo de ingresos alternativo para el Estado”, pero también para actores no estatales.
“Muchos empresarios y miembros del sector agrícola y de desarrollo de Siria también parecen estar implicados, lo cual es una forma alternativa de ganancias para una economía que está devastada”, señala.
El captagon fue sintetizado por primera vez en la década de 1960 y se utilizó a lo largo del mundo como un antidepresivo que también se recetaba para otros problemas como el trastorno por déficit de atención o la narcolepsia.
“De ser una sustancia que se vendía por prescripción, pasó a estar prohibida y luego a ser una sustancia ilícita ampliamente difundida en el Medio Oriente. Ahora se ha convertido en uno de los comercios ilícitos más definitorios y dominantes en esa región, particularmente en el Levante y el Golfo Pérsico”, explica Rose.
De acuerdo con la investigadora, su popularidad en esa área del mundo se debe a que sus efectos no son tan negativos como los de otras drogas, pero principalmente a dos elementos que van desde la política hasta las características de la sociedad o la economía:
- “En el mundo árabe, los tabúes que existen sobre las drogas son mayores que en Occidente. Como el captagon fue un medicamento lícito y conocido por mucho tiempo, esto ha hecho que su popularidad no haya mermado”
- “También hay que tener en cuenta que en muchos de los países donde se consume, las condiciones económicas y políticas han hecho que sea muy difícil vivir, y el captagon es muy atractivo para aquellos que necesitan trabajar todo el día, escapar de los traumas o del hambre, por sus efectos y porque es muy barato”, señala Rose.
Esto ha llevado a que la sustancia sea también conocida como la “cocaína de los pobres”.
Y es que el captagon provoca que la persona que lo consume se sienta productiva. Además, quita el hambre y el sueño y da un impulso de energía, lo que la hecho popular también entre jóvenes como droga recreativa.
“Hay que tener en cuenta que el captagon también ha evolucionado de su fórmula, basado en la anfetamina, para abarcar dosis mayores de anfetamina y en muchas ocasiones también se le añaden otros agentes dañinos, como cobre, zinc, quinina, pseudoefedrina y otras sustancias”, explica la investigadora.
Los estudios que llevaron a su prohibición mostraron además que podía convertirse en una sustancia adictiva y algunas investigaciones sugirieron que podría llevar también a comportamientos violentos, a hipertensión y a problemas cardiovasculares.
“El captagon tiene múltiples usos, por lo que se ha convertido en una sustancia muy interesante y fascinante que tiene múltiples y diferentes perfiles de consumidores”, señala Rose.
Si bien el captagon se consumía en el mundo árabe mucho antes de la llegada de Estado Islámico o de la guerra en Siria, su producción en los últimos años ha alcanzado niveles récord.
Una investigación del finales de 2021 del diario estadounidense The New York Times mostraba que ese año se habían decomisado en el mundo más de 250 millones de píldoras de captagon, una cantidad 18 veces mayor que la incautada hace cuatro años.
De acuerdo con Rose, las estadísticas de lo que va de 2022 sugieren que el tráfico de captagon será incluso mayor.
“Existe una gran producción de la droga, que no implica solo al gobierno sirio, sino también a dueños de terrenos, hacendados y empresarios del mundo árabe que responden a la demanda de un creciente mercado”, indica la experta.
“Pero lógicamente, no es lo mismo hacer esto por métodos individuales o de pequeños grupos que cuando eres un Estado y pones parte de tus fuerzas al servicio de la producción y la distribución de esta sustancia, lo que lo pone básicamente a un nivel industrial”, agrega.
Rose asegura que su investigación, que realizó junto al analista Alexander Söderholm, mostró que en los últimos años las vías en las que el gobierno de al-Assad y el ejército sirio se han ido implicando en la producción y distribución del captagon se han vuelto más sofisticadas.
El informe de Newline Institute señala que el gobierno sirio se ha implicado en este negocio desde la producción hasta la distribución de la sustancia.
“Encontramos que existen numerosos lugares donde se produce que están asociados al ejército sirio, pero las autoridades sirias también han facilitado la producción de captagon con laboratorios y fábricas pequeñas, medianas y, a veces, a gran escala”, señala.
“Y luego, por supuesto, con el transporte de estas drogas a puertos clave de propiedad estatal o, a veces, puertos no oficiales a lo largo de la costa siria o la costa libanesa y a lo largo de los puntos fronterizos. Es una red tan compleja y tan dinámica que hacen de Siria probablemente el más moderno de los narcoestados, al menos por el tiempo en que se ha consolidado como tal”, comenta.
Un cargamento de captagon valorado en US$100 millones fue decomisado en un puerto griego en 2020.
El buque había iniciado su viaje en el puerto sirio de Latakia, bajo el control del gobierno sirio, y la droga estaba escondida bajo café, especias y aserrín.Una investigación de la OCCRP (Proyecto de Reporte de Corrupción y Crimen Organizado) señaló que que el propietario del buque era Taher Al-Kayali, un hombre sancionado por las autoridades italianas y supuestamente relacionado con Mudar al-Assad, primo del presidente sirio.
Dado que el captagon se ha vuelto una sustancia muy rentable y muy popular tanto en el Levante como en el Golfo Pérsico y con la capacidad para alcanzar nuevos mercados de destino, la investigación señala que es probable que incluso el fin de la dictadura de la familia Assad en Siria no logre poner fin a su producción a gran escala.
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