Durante años, muchas jóvenes reclutas tuvieron una sola tarea: debían pasar horas en puestos de vigilancia, buscando señales de cualquier evento sospechoso.
Y comenzaron a ver cosas durante los meses previos a los ataques del 7 de octubre ejecutados por Hamás.
Vieron cómo se practicaban asaltos, observaron simulacros de toma de rehenes y se dieron cuenta de que los agricultores al otro lado de la valla se estaban comportando de manera extraña.
Noa -una agente cuyo verdadero nombre ha sido modificado para proteger su identidad- asegura que pasaron toda la información sobre lo que estaban observando a oficiales de inteligencia y de mayor rango, pero que no podían hacer más.
“Éramos sólo los ojos”, explica.
Para algunas de estas mujeres estaba claro que Hamás estaba planeando algo grande, que había – utilizando las palabras de Noa – un “globo que iba a estallar”.
Las observadoras de Nahal Oz habían pasado meses informando sobre actividades sospechosas a lo largo de la frontera de Gaza, y sus alertas se volvían cada vez más urgentes a medida que detectaban señales de que Hamás se preparaba para lo que se convertiría en la masacre del 7 de octubre.
Según Maariv, estas mujeres soldados de observación, conocidas en hebreo como tatzpitaniyot, habían estado dando la voz de alarma sobre actividades sospechosas en la frontera ya en mayo de 2023. A través de su equipo de vigilancia, documentaron un ejercicio militar masivo de Hamás que duró un día y que luego resultaría ser un ensayo para el 7 de octubre. Sus informes continuaron durante los meses de verano, detallando que los terroristas de Hamás se reunían en cantidades preocupantes a menos de media milla de la valla fronteriza.
Estas jóvenes advirtieron sobre el progresivo aumento de las actividades sospechosas que reportaron, los informes que presentaron a las autoridades y lo que consideran como una falta de respuesta por parte de los altos oficiales de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
También hemos visto mensajes de WhatsApp enviados por estas jóvenes durante los meses previos al 7 de octubre en los que reportaban incidentes en la frontera.
Lamentablemente, sus advertencias no fueron atendidas por los altos mandos de las Fuerzas de Defensa de Israel.
Cuando Hamas rompió la valla fronteriza de Gaza aquella fatídica mañana, las observadoras no tenían armas para defenderse. Sólo en Nahal Oz, quince mujeres de la unidad de observación 414 perdieron la vida. En total, el ataque se cobró la vida de 45 soldados más en el puesto de avanzada, incluidos casi veinte de la unidad de reconocimiento, parte de un saldo devastador que llegaría a 331 efectivos de las FDI y 61 agentes de policía a lo largo de la frontera de Gaza.
Ahora las FDI se están apresurando a corregir este letal descuido. Una nueva directiva, que entrará en vigor dentro de seis semanas, armará a todas las mujeres observadoras con un fusil tipo Tavor al finalizar su entrenamiento. El ejército también está modernizando sus capacidades en el campo de batalla, desplegando drones de reconocimiento avanzados y mejorando las instalaciones de entrenamiento.
Es un cambio que los héroes caídos en Nahal Oz nunca tuvieron la oportunidad de ver.