Naciones Unidas ha decidido no renovar el contrato de su Asesor Especial para la Prevención del Genocidio, quien se ha negado a acusar a Israel de cometer intencionalmente asesinatos en masa.
En las declaraciones de Alice Wairimu Nderitu desde que el Estado judío entró en guerra con la organización terrorista Hamás después de la masacre del grupo terrorista el 7 de octubre de 2023, ha sido cuidadosa al expresar la necesidad de poner fin a los combates sin señalar con el dedo culpable únicamente a Israel.
Una semana después de que comenzara la guerra, condenó duramente a Hamas, calificó su ataque de “cruel”, dijo que su “continuo lanzamiento indiscriminado de cohetes” hacia Israel era “inaceptable” y pidió a los terroristas que “liberaran inmediatamente a todos los rehenes”, al tiempo que pidió a ambas partes que cesaran los ataques y negociaran pacíficamente.
En una declaración de febrero en reacción a la orden de la Corte Internacional de Justicia a Israel de “tomar todas las medidas a su alcance” para impedir la comisión de “actos de genocidio” en la Franja de Gaza, que aún no había determinado que estuvieran ocurriendo, el alto funcionario keniano dijo igualmente que “las violaciones del derecho internacional humanitario nunca pueden justificar el castigo colectivo del pueblo de Gaza” y que “los civiles deben ser protegidos en todo momento en ambos lados”.
El Asesor Especial “no adoptará una posición en relación con los procedimientos judiciales en curso ante la Corte”, añadió.
El mes pasado, Nderitu pidió con imparcialidad esfuerzos diplomáticos urgentes para poner fin a las “hostilidades en curso”, “fortalecer la protección de las poblaciones civiles inocentes” y hacer llegar ayuda humanitaria a quienes “la necesitan con urgencia”.
Según The Wall Street Journal, la negativa de Nderitu a condenar abiertamente a Israel no sentó bien a los altos cargos del organismo internacional, como el Secretario General Antonio Guterres y Volker Turk, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, quienes han criticado duramente las acciones de Israel en la lucha contra Hamás durante el año pasado.
Esa es la razón por la que se le dijo a Alice Wairimu Nderitu que regresara a casa después de casi cinco años en el trabajo, afirma el editorial del WSJ.
Los árabes y sus partidarios en la ONU llevan años, si no décadas, acusando a Israel de cometer genocidio contra ellos.
El WSJ señaló que la oficina de Nderitu había publicado en 2022 un documento de orientación sobre cuándo es adecuado calificar una situación de “genocidio” debido a “su frecuente mal uso”. En lugar de citar a los árabes, dio ejemplos del Holocausto, la masacre de los tutsis por parte de los hutus en Ruanda, la matanza de musulmanes bosnios por parte de los serbios y dijo que era posible que también se incluyeran los asesinatos étnicos que estaban teniendo lugar en Sudán.
“Como cuestión legal”, opinaba en parte el periódico, “establecer un patrón de violencia como genocidio requiere demostrar intención. La campaña de autodefensa de Israel no cumple los requisitos. La guerra contra Hamás ha tenido muchas muertes, pero la estrategia de Israel está destinada a desmantelar un régimen terrorista, no a eliminar a un grupo étnico”.