Un nuevo informe del grupo de derechos humanos UN Watch, publicado el martes, alega una amplia colaboración entre la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA) y organizaciones terroristas en la Franja de Gaza, entre ellas Hamás y la Jihad Islámica Palestina (PIJ).
La agencia, que emplea a 30.000 trabajadores y supervisa un presupuesto anual de 1.500 millones de dólares financiado por países occidentales, está acusada de permitir que grupos terroristas influyan en sus operaciones y políticas, incluido el empleo y la toma de decisiones.
En el informe se afirma que los empleados de UNRWA, incluidos los altos directivos, se reunían periódicamente con representantes de grupos terroristas en Gaza y el Líbano, refiriéndose a ellos como “socios” y coordinando las acciones. Según los informes, propuestas como la suspensión de empleados acusados de promover el terrorismo o la introducción de un código de ética inclusivo fueron bloqueadas mediante amenazas de estos grupos.
“Este informe revela cómo la alta dirección de la UNRWA no sólo emplea a sabiendas a personas vinculadas al terrorismo de Hamás, sino que también permite que los grupos terroristas influyan en las decisiones y políticas críticas de la agencia”, se lee en el informe.
El mes pasado, el director ejecutivo de UN Watch, Hillel Neuer, criticó duramente a la ONU: “Es absurdo que en 2024, de las 23 resoluciones de la Asamblea General de la ONU que critican a los países, 17 de ellas, casi tres cuartas partes, se centraran en un país, Israel”.
En un caso, el informe alega que la UNRWA permitió que Fathi Al-Sharif, un alto funcionario de Hamás y líder del movimiento en el Líbano, continuara como director de escuela y jefe del sindicato de maestros de la agencia a pesar de las conexiones con el terrorismo, y sólo lo suspendió después de una queja del gobierno israelí.
La suspensión de Al-Sharif desencadenó protestas masivas, y el comisionado general de la UNRWA, Philippe Lazzarini, habría llegado a un acuerdo con Hamás para poner fin a la huelga. Al-Sharif murió más tarde en un ataque aéreo israelí en septiembre de 2024.
En el informe se afirmaba que los directores regionales de UNRWA se reunían periódicamente con los dirigentes terroristas locales para coordinar sus actividades. En un caso, en una reunión celebrada en noviembre de 2017 en Sidón, Líbano, los líderes locales habrían dicho al funcionario de la UNRWA Fawzi Kassab que la agencia debía seguir funcionando hasta que los refugiados palestinos “regresaran a sus hogares”. Advirtieron que si cesaba la financiación de los donantes los palestinos lanzarían una “revolución popular”.
El ex comisionado general de la UNRWA, Pierre Krähenbühl, se habría reunido con líderes de Hamás y de la Jihad Islámica en Palestina en febrero de 2017, promoviendo un “espíritu de asociación” y alentándolos a impugnar en privado las decisiones de las agencias a las que se oponían. Según se informa, aseguró a los dirigentes que esas decisiones podrían revocarse en apelación, siempre que las conversaciones siguieran siendo confidenciales para salvaguardar la credibilidad de la UNRWA.
Krähenbühl, que dimitió en 2019 en medio de acusaciones de corrupción y acoso sexual, fue nombrado polémico director general del Comité Internacional de la Cruz Roja a principios de este año, una medida criticada por 17 senadores estadounidenses.
El informe también destaca las reuniones en el marco del “Comité Conjunto de Refugiados” presidido por Mahmoud Khalaf, un alto miembro del Frente Democrático para la Liberación de Palestina, designado como organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea.
En junio de 2022, Lazzarini habría enfatizado la importancia de la “asociación” durante las reuniones con estos grupos. Al parecer, los directivos de la UNRWA asistieron a la conferencia anual de Hamás, en la que se debatieron asuntos relacionados con la agencia, como las vacantes de empleo y las elecciones sindicales de docentes.
En la conferencia de 2021, el alto funcionario de Hamás, Ahmad Abd Al-Hadi, anunció la creación de un comité para “supervisar las relaciones con la UNRWA y garantizar que cumpla sus compromisos”.
En febrero de 2022, Claudio Cordone, director de la UNRWA en el Líbano, visitó el campo de refugiados de Ain al-Hilweh para reunirse con Hamás, la Jihad Islámica en Palestina y los hutíes. Durante la reunión, se le habría dicho que la cuestión palestina “no puede reducirse a un asunto humanitario o de seguridad”. Sentimientos similares se expresaron en una reunión de 2018 con Al-Hadi, quien describió a la UNRWA como un “testimonio vivo de la Nakba de 1948”.
El informe argumenta que el enfoque principal de la UNRWA no es la ayuda humanitaria, sino promover una narrativa que retrata el establecimiento de Israel como una “injusticia” y aboga por su eventual desmantelamiento.
El embajador israelí ante la ONU, Danny Danon, criticó duramente los hallazgos: “Si el mundo necesitaba más pruebas que demostraran que la UNRWA es Hamás, aquí está. Ya no se puede negar que lo único que queda de la UNRWA es su nombre. Israel no cooperará con organizaciones humanitarias gestionadas por grupos terroristas”.